lunes, 20 de julio de 2009

EL SOL Y YO, A SERGIO (I)

Miércoles 9 de Julio, al parecer un día cualquiera para el resto de los mortales, parece que hoy va a hacer calor, mucho calor, los pájaros acompañan a Jasón en la salida de un sol brillante y amenazador.

17.15 horas, dos mensajes en mi móvil hacen que mis ojos se abran de par en par como auténticos balones de playa, dos amigos me anuncian una notícia difícil de digerir, Sergio Algora moría anoche en su casa de Zaragoza ¿Cómo? no puede ser, será una broma de mal gusto. Este mismo sábado actúan en Manises, llegué a casa enseguida, fuí al ordenador, no podía ser, el ordenador vuelve a fallar y la sensación de que NADA se acercaba a mi mente, finalmente pude ver que era verdad, Sergio murió anoche, un paro cardíaco ...
El hombre bombilla se apagó ...

Con todas las respuestas dentro de un guisante hablé con el capitán mosca y sus lentes bifocales, estaba triste, le acompañaba un cienpiés desenfocado por sus lágrimas tecnicolor, el capitán le decía que ya no hay nada que celebrar, que le hiciera un sitio entre sus pies, que le cuidara y que le pondrá un zapato en cada pie, tampoco lo podía creer.

La mujer cuerda que estaba loca por él caminaba en el trapecio hecho de hilo dental, cangrejos vivos pilotaban su cuerpo, el sol de su cabeza era de muchos colores, desde lo alto del trapecio ella no paraba de gritar: ¡en la sección de juguetes hay cuerpos de goma!, mientras Bizcochino le decía que cuando nada por su espalda junto al pez que cocinó la chica china con manos de pez su parte más sabrosa, la ilustre mantequilla no cubrirá los bosques.