viernes, 9 de julio de 2010

sergio algora ( 2º aniversario )


EL SOL Y YO, A SERGIO by Vladimir Reznik.
Miércoles 9 de Julio, al parecer un día cualquiera para el resto de los mortales, parece que hoy va a hacer calor, mucho calor, los pájaros acompañan a Jasón en la salida de un sol brillante y amenazador.

17.15 horas, dos mensajes en mi móvil hacen que mis ojos se abran de par en par como auténticos balones de playa, dos amigos me anuncian una notícia difícil de digerir, Sergio Algora moría anoche en su casa de Zaragoza ¿Cómo? no puede ser, será una broma de mal gusto. Este mismo sábado actúan en Manises, llegué a casa enseguida, fuí al ordenador, no podía ser, el ordenador vuelve a fallar y la sensación de que NADA se acercaba a mi mente, finalmente pude ver que era verdad, Sergio murió anoche, un paro cardíaco ...
El hombre bombilla se apagó ...

Con todas las respuestas dentro de un guisante hablé con el capitán mosca y sus lentes bifocales, estaba triste, le acompañaba un cienpiés desenfocado por sus lágrimas tecnicolor, el capitán le decía que ya no hay nada que celebrar, que le hiciera un sitio entre sus pies, que le cuidara y que le pondrá un zapato en cada pie, tampoco lo podía creer.

La mujer cuerda que estaba loca por él caminaba en el trapecio hecho de hilo dental, cangrejos vivos pilotaban su cuerpo, el sol de su cabeza era de muchos colores, desde lo alto del trapecio ella no paraba de gritar: ¡en la sección de juguetes hay cuerpos de goma!, mientras Bizcochino le decía que cuando nada por su espalda junto al pez que cocinó la chica china con manos de pez su parte más sabrosa, la ilustre mantequilla no cubrirá los bosques.
Una vez que puse mi mente hecha pedazos en la máquina de exprimir naranjas encontré a Conde-Duque en la noria hecha con pelos de colores, le acompañé a tomar un gintonic en la caja de los hilos, había quedado con el fantasma de los ojos azules. Esa noche actuaba Madame dos rombos, con las copas en la mano y el rostro triste como la chica que salió de la tarta, poco hecha, a estar hecha, Conde-Duque decía que no quería ponerse de luto, que prefiere estar todo el día llenando su cama con todas las ganas que tiene de llenarla con lengua de ternera, con pasteles de crema y con lóbulos de oreja, así es como recordaba a Sergio, su plan de futuro.
Mientras, Madame dos rombos cantaba una canción de Gainsbourg. Ella es el más allá, no hay cerrojos en sus poros.

Caminando por corrientes, por la estación del silencio y junto algun que otro bar, con las uñas pintadas y con un cuerpo dulce y amable, me dí cuenta de que todos los insectos volaban con máscaras, hacían equilibrios en bigotes de roedor, entonces, decidí llamar a Delfín, me dijo que fuéramos con Perico a una alegre fiesta en un claro del bosque.
Con suma facilidad, con resta tranquilidad nos fuimos al bosque ...
De camino al bosque nos encontramos a Jorge y a su ángel-guardia; le pregunté que dónde estábamos, él respondió que donde estamos nosotros nadie puede estar, que a nuestra estancia enmoquetada se pasa sin llamar, de repente encogimos y pilotamos rumbo al bosque perdido de Vicente con las miniaturas que nos dan para viajar.

Una vez allí, nos dimos cuenta que esa noche pinchaba el escarabajo más grande de Europa y que lo pasaríamos mejor que cuando me dí cuenta que era como una vieja atracción que un día sirvió para pasarlo bien. En la barra, Perico hablaba con un señor que quería ser ruso.
Mientras sonaba el charleston de la serpiente, el jefe de las tortugas, cansado de ver el NODO se acercó hasta a mi y me dijo que su cabeza era insustituible, yo le dije que era como una ardilla que no casca ni una nuez.
Me quedé solo y a lo lejos en la casa del fabricante de alas de mariposa había luz. Allí, hacía insectos pendientes para niñas buenas, también fabricaba alas a medida. Jorge interrumpió mi esplendor geométrico, éso sí, con dos tequilas-lima y dijo sobre el fabricante que de ese hombre nunca habrá fotos en las enciclopedias.

Allí conocimos a Lourdes, nos invitó a su casa entre los pinos, nos decía con desdén que le quedaba un minuto para ser sólo labios.
¡¡Vamos!! ¡¡Aún tenemos tiempo de soñar entre mujeres delgadas y hombres incapaces!!
Jorge gritaba, ¡¡queremos conocer donde nos fabrican!!
Aquello sí que era alegre. Allí estaban el peluquero del cielo, el sombrerero del cielo, el camello del cielo, el hombre galleta, la reina mofeta, la mujer portuguesa y ella misma muy vieja con su bigote de gato.

Me cambié el nombre por otro y ahora nadie me llama, como un café cargado de elefantes me siento aquí, aunque con una felicidad indescriptible, se hizo tan tarde que amaneció, allí nadie podía dormir, nadie quería volver, cruzar el umbral pues habíamos nacido para echarnos de menos, el señor alambre siempre nos decía que el cielo está hecho con trapos y hojas secas, se dejaba ver las cartas y también que le hiciéramos trampas porque él ya estaba a la diestra del Señor. Contento estoy, a tientas voy, ni clavos ni pegamento me sujetan a mi, vayan donde vayan mis piernas, vienen conmigo. Ves, hoy hay toque de queda para todos los besos. Amanecimos sin pensar y a ritmo de bossanova, hacia la costa, allí el sol nos esperaba con sus gafas de sol ahumadas. Beatriz fue nuestra guía, ella entonaba una canción que decía "si tienes madera me tallarás un beso, lo haremos astillas y le prenderemos fuego". Nuestra banda sonora de una parte de nuestra vida.

Por fin llegamos, uf ... qué calor, camarero por favor, dame algo de beber, el auténtico gintonic en nuestro paladar, de los servicios salió Roberto, con lentillas de colores, mientras en la radio no se paraba de escuchar: el amor de mi vida me mandará a la mierda. Somos máquinas que no entendemos que se enamoran cada cierto tiempo, dijo Roberto que había bajado a comprar pan, en la tele salía Jesús y su scalextric, pobre Jesús decían, no sabe cantar la Marsellesa. Nunca te preguntes el por qué de todo esto.
Los días más largos se hicieron cortos y me hinché de balón, Natalia, hay sobre mi un cielo azul y tan ni siquiera puedo tocarlo, el amor es estar obligado a escuchar a quien no quiere hablarnos, no pude mirarle a los ojos rojos de fotografría y bailar con ellos, la única chica a la que amé era de otro mundo, cualquier cuerpo se vuelve una prisión, por favor, me pone otro gintonic?
La vida es muy corta, la vida es mejor, las cosas que un día yo perdí están mejor allí que junto a mi, sólo quiero ser feliz, tendría que olvidar que la vida para mi es la realidad.
Decidimos seguir dando un paseo, caminando hacia casa de Román, el cual estaba con Raúl. Román andaba triste por las puntas de las estrellas, mientras lloraba decía sin cesar: saber y perder es lo que hice siempre, lo tengo por costumbre ... intentamos tranquilizar a Román diciéndole que nos iremos a Australia. Raúl, entonces, comenzó con sus imitaciones de justicia poética, era de papel como el papel, era tan amable con las jóvenes, sin poderlo evitar una combustión de los guionistas hizo que saliera el hombre que perdió los papeles en la televisión, cantando Natasha Kampush junto a Fran, Ricardo y Enrique. Se hizo silencio, se hizo silencio y a cada boca yo concedí un deseo tan lento llegó, para decirme que no era una perdiz lo que me comí, era el final del cuento, muñecos de nieve vienen a verme, me dan su frío, se ríen y gritan es el final del cuento, el más triste final de un cuento.
Un abrazo Sergio ...
BRINDEMOS CON CHAMPAGNE!!!!