sábado, 11 de septiembre de 2010

antenizados by vladimir reznik

Entre sol y nubes, disgustos de aire y agua de colores, mientras el sonido del metal, los martillos, los niños del centro comercial, la pregunta de la profesora, la pregunta que no sabes la respuesta, tu cara, la mía, la suya, la de los demás. Con un frío insoportable, la playa parecía derretirse con la caída de las hojas en otoño, un arco iris por la noche me lo explico, entro dentro de mis ojos para desgarrarme el vapor de mis exigencias al corazón, demasiado eficaz una lluvia entera de deseos caducados por los ratones que cuchichean dentro de mi cabeza, lo mejor de todo, los truenos y relámpagos, mi casco azul violeta mojándose, tocando con  mis dedos las gotas que se quedan en el, como el azúcar quemado, bueno pero malo para mi salud. Salte de la sartén para ser virgen y acabe siendo el Jesucristo de las verduras jamás comidas, acabe desterrado de la cocina donde nací, con todos mis hermanos rodando por el suelo verde de su verde cocina, la cocina de los reproches mal encajados, una vez fuera cocina me encargué de llamar al ser mas grande de toda la humanidad, la cucaracha, tanto miedo les tenia, no podía soportar ver como movían sus antenas, ahora gracias a ellas conduzco por toda mi casa sin miedo de ser chafado, he de reconocer que su cara de cerca es mucho mas desagradable y es mucho mas desagradable cuando descubres que tienen mundo interior y se pueden comunicar contigo a través de canciones. Linda se llamaba mi transporte, me tome bien que se comunicaran con el resto del planeta con canciones, pero esto como todo, a mi no me toco la cucaracha que le gustaba las rancheras, me toco la cucaracha que le gustaba Rosendo, ni yo cantando mis mejores éxitos podía hacerle frente a la voz que transmitía mentalmente Linda, termine “agradecido”, con la boca chica y los pies cruzándose, mis dedos liándose entre ellos. Voy a ponerme guapo hoy, ella me invita a su casa y no me queda colonia que ponerme, ni dinero ni tamaño para ir a comprar, aproveche un escupitajo en el suelo para poder ducharme en condiciones, los sobacos y la entrepierna es lo mas importante, a ella le gusta que huela mas que mal, se lo noto en la sonrisa, su madre no se que opinión tendrá del jaleo que se puede formar gracias a la limpieza, hacia mas de tres años que en esa casa nadie se limpiaba la boca, pero eran felices, su padre era para tenerle miedo, miedo fuerte, sus antenas median al menos veinte centímetros, yo, ni si quiera tenia antenas que mostrar, solo me dijo una cosa en cuatro horas que pase en casa de Linda, cuida de la vida de mi hija, al parecer ella había pasado una época oscura con las drogas, estaba enganchada a casa jardín, casi hasta el punto de llegar a perder su vida con cucal, era lo peor, todos los días según su madre, sobrepasaba los limites y se marchaba en busca de cucal, preguntando a todo tipo de bichejos, luego hasta altas horas de la noche frecuentaba los sitios de moda en busca de bebida Láctea, sus padres querían acabar con todo eso, así que aparecí yo debajo de una ensaladera y se enamoro de mis ojos verde sangre marciana. Ella al fin era mía, sus padres se despreocupaban, ellos habían hecho su función, ahora me tocaría a mi cuidar de ella, apartarla de el mundo de las drogas de diseño industrial, hasta aquí todo bien, pasaron dos meses y dejo de cantar canciones de Rosendo para cantar canciones de roxette, en español, claro las baladas, yo encantado, su voz sonaba a arpa rota, pero era mi arpa rota, inolvidable como su rostro iluminado por una linterna cegadora a las cinco de la mañana, mis pies se convierten en rebanadas de pan, mi cuerpo en acero y ahora descubro, que no tengo cabeza.

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